El relleno sanitario de Doña Juana, ubicado entre las localidades de Ciudad Bolívar y Usme, ha estado en funcionamiento desde el año 1988 y debido a su mal manejo ha provocado problemas ambientales y de salud pública que han afectado a las personas que residimos al sur de la ciudad.
Uno de los episodios más graves fue el derrumbe de un talud de basura en septiembre 1997, lo que causó una demanda que falló en contra del distrito. Actualmente, las personas damnificadas aún esperamos la indemnización.
Pero los problemas han sido constantes, siempre hemos tenido que soportar los malos olores y vectores como moscas y ratones, que han llegado a puntos críticos.
Es por eso que entendemos la indignación de las personas que se han visto afectadas por el relleno y estamos de acuerdo en que es injusto que tengamos que recibir en nuestro territorio toda la basura de una ciudad tan grande como lo es Bogotá.
Sin embargo, no es lógico pensar que el cierre del relleno es la solución al problema de la basura, cerrar Doña Juana sería la solución a nuestras molestias por los olores y vectores, pero el problema real sigue y se tendría que trasladar el relleno con todas sus afectaciones a otra parte.
La solución está en nuestras manos
Lo primero que debemos tener en mente es que el problema real no es el relleno en sí, el problema es que a diario en Bogotá generamos mas de 6.400 toneladas de residuos sólidos que van a parar a Doña Juana.
Es por eso que la solución está en nuestra manos, de las 6.400 toneladas de residuos sólidos que recibe diariamente Doña Juana, el 70% es aprovechable, es decir, más de 4.800 toneladas.
Desde nuestras casas podemos aportar nuestro grano de arena, separando por lo menos en dos bolsas nuestros residuos, en una lo que se puede aprovechar (plásticos, vidrios, cartón, papel) y en otra lo que no.
Hasta para los residuos orgánicos hay soluciones, existen maneras de compostar lo que sale de la cocina para hacer abonos orgánicos.
Realmente la solución está a nuestro alcance, lamentablemente nos falta mucha cultura ciudadana para lograr reducir toda la «basura» que producimos.
Parece utópico pero no es así, si hoy todas las personas en Bogotá decidieran disponer correctamente sus residuos, no necesitaríamos de un relleno sanitario de la magnitud de Doña Juana.
Mochuelo Bajo, un ejemplo a seguir
Actualmente, Mochuelo Bajo y Mochuelo Alto son las zonas mas afectadas debido a que están a menos de un kilómetro de la zona actual de disposición dentro del relleno.
A pesar de esto la comunidad de Mochuelo Bajo ha liderado un proceso de aprovechamiento de residuos sólidos. Una de las organizaciones más fuertes de la zona es SINEAMBORE, un grupo de recicladores que se ha encargado de recoger puerta a puerta el reciclaje de mas de 200 viviendas de Mochuelo.
Además, con ayuda de la UAESP y la Universidad Nacional se construyó una zona de aprovechamiento de residuos orgánicos, donde se realizará compostaje y lombricultura de los residuos de las 200 viviendas que atiende SINEAMBORE.
Se necesitan acciones urgentes
Si seguimos produciendo la misma cantidad de residuos sólidos solo se extenderá hasta el 2022 la vida útil de la actual zona de disposición en Doña Juana.
Para después del 2022 aún es incierto donde se dispondrán los residuos sólidos de Bogotá pero ya se rumora una extensión del relleno sanitario hasta la parte de Mochuelo Alto, una zona rural, por lo que habrá un desplazamiento de comunidades campesinas hacia la parte urbana.